El Perú no va al mundial desde hace 35 años. Mañana podría concretarse un sueño postergado y, mirando más allá del fútbol, más necesario que nunca.
Llegar a un Mundial de fútbol es el sueño de 30 millones de peruanos. Incluso quienes no disfrutan del fútbol entienden la felicidad que embargaría a toda la nación de concretarse la hazaña. Sin embargo, el impacto de un resultado positivo va más allá de lo futbolístico.
Para empezar, una victoria peruana generará endorfinas, neurotransmisores que dan sensación de bienestar y de alegría en la mayor parte de la población peruana, incluyendo por igual a quienes vimos alguna vez al Perú en un mundial de fútbol y quienes nunca vivieron esa experiencia; con lo cual el consumo se incrementará, independientemente de la capacidad de ingresos de cada uno.
A nivel de comercios, se potenciará exponencialmente la venta de televisores y mechandising. Si bien hoy la selección peruana cuenta con el sponsor de Umbro en ropa deportiva, en el Mundial irá con Marathon, además de los conocidos sponsors de Coca Cola y Cristal. Es seguro que estas empresas maximizarán su rentabilidad y ventas con campañas publicitarias acordes a la demanda potencial.
Los anunciantes que venden TV, smartphones, tablets, marcas auspiciadoras actuales y futuras marcas que se puedan sumar de aquí al Mundial, incrementarán su inversión en medios publicitarios, generando una mayor demanda, recuperándose y elevándose el consumo, sobre todo en el sector textil. De igual forma se incrementarán el consumo en los restaurantes, bares y hoteles a nivel nacional.
Como pueden ver, la clasificación al Mundial no solo tendrá un positivo y necesario impacto anímico en nuestro país, sino que también generaría un bienvenido impulso económico. Por eso, mañana ¡todos somos Perú!